¿Cómo se definen?
Las bebidas energizantes son productos de venta libre, promocionados como una forma de aliviar la fatiga, mantener la vigilia, mejorar el rendimiento físico y estimular las capacidades cognitivas ante situaciones de estrés. Adolescentes y adultos jóvenes son sus mayores consumidores, buscando mejorar su rendimiento intelectual, vincularse socialmente y/o antagonizar los efectos del alcohol, motivaciones surgidas de la publicidad y las creencias populares.
Dado que toda la población tiene libre acceso a estas bebidas, su publicidad es abierta, masiva y la única restricción que contempla la ley es la venta a menores de edad. El consumo se ha disparado en los últimos años, aunque su seguridad no esté completamente estudiada. Este es un problema relevante, pues diversos componentes de estas bebidas pueden representar un riesgo para la salud de quienes las consumen, especialmente sin restricción de cantidad.
¿Cómo surgen?
El primer registro de bebidas energizantes se remonta a 1906, cuando una de las más conocidas marcas de gaseosas colas, se ofertaba como tal; sus efectos estaban dados por sus altas concentraciones de cafeína. Posteriormente, en 1926, en el Reino Unido, aparece una bebida creada por William Owen, con el propósito de generar una fuente de energía para ayudar a la recuperación de pacientes enfermos. A partir de 1938 dicho producto se comercializa hacia nuevas compañías.
Estas bebidas evolucionan en Asia en la década de 1960, en el proceso de búsqueda de alimentos para aumentar la energía y disminuir el agotamiento físico y mental; en 1962 aparece en el mercado la primera bebida energética de Japón, compuesta por taurina, vitaminas del complejo B, niacina y ginseng; en la misma época, en Tailandia, se produjo una bebida a la cual se le agregó, además de los anteriores, cafeína y azúcar.
Durante los años 1970 y 1980 la industria de bebidas colas iniciaron la producción de diferentes productos con altas concentraciones de cafeína, azúcar, e incluso mezclas con guaraná, pero con el surgimiento de la más conocida bebida energizante en Austria en 1987 y su posterior llegada a Estados Unidos en 1997; el comercio de dichas bebidas comenzó a aumentar exponencialmente a nivel mundial. En nuestro país se encuentran disponibles desde agosto de 2003.
¿Cuáles son los principales componentes de las bebidas energizantes?
Las bebidas energizantes están clasificadas como alimentos, por eso, se encuentran fácilmente en los supermercados y tiendas, al lado de bebidas hidratantes, refrescos y gaseosas. Están constituidas, generalmente, por componentes con concentraciones altas de metilxantinas (cafeína, teobromina, teofilina), Vitaminas (C y del complejo B); carbohidratos (glucosa, sacarosa, maltodextrina, galactosa y sucrosa), extractos de hierbas con propiedades estimulantes (Ginseng, Guaraná, Hierba de San Juan, Yerba Mate, Ginkobiloba), aminoácidos (Taurina, Carnitina), conservantes y colorantes.
¿Existe alguna contraindicación para su consumo?
La suma de los componentes mencionados supone un riesgo para la salud y su combinación hacen que no sean inocuas, por lo que su consumo no se aconseja y está prohibido en mujeres embarazadas, lactantes y niños.
¿Cuáles son los efectos adversos del consumo de estas bebidas?
Los efectos adversos se pueden agrupar de acuerdo a los ingredientes que contenga la bebida energizante:
★ El extracto de guaraná: eleva la presión arterial y el gasto cardiaco, aumenta las LDL, disminuye los niveles de potasio sérico y puede producir insomnio, palpitaciones, cefalea, pirosis, náuseas, emesis e inclusive se ha relacionado con el síndrome metabólico.
★ Taurina y metilxantinas: están asociadas con taquicardia, agitación, sangrado, alteración del estado de conciencia y convulsiones tónico-clónicas. Reportes de casos han evidenciado efectos clínicos desfavorables asociados al consumo agudo y crónico de bebidas energizantes, tales como síndrome de Brugada, disfunción endotelial y plaquetaria aguda, accidente cerebrovascular isquémico y convulsiones, síndrome de QT largo e infarto agudo de miocardio.
★ Otras afecciones reportadas: incluyen trastornos renales y psiquiátricos. Greene y colaboradores describieron la posible asociación entre el consumo de 100-120 oz de estas bebidas por dos a tres semanas con un caso de falla renal aguda en un paciente varón de 40 años, sin otra explicación para el cuadro. La resolución del cuadro ocurrió tras dos días de interrumpir la ingesta de una conocida marca de energizantes y el paciente continuó sano tras diez meses de seguimiento sin consumir dicha bebida.
★ Bebidas energizantes y alcohol: respecto a la creencia popular de que las bebidas energizantes combinadas con el alcohol reducen el efecto depresor de este último, Ferreira y colaboradores, compararon la respuesta de una prueba de esfuerzo máxima en tres grupos de pacientes: algunos ingirieron bebidas energizantes, otros alcohol y el tercer grupo una combinación de ambos; en este estudio no se encontraron diferencias significativas en la respuesta a la prueba de esfuerzo, entre quienes consumieron alcohol solo o combinado con bebidas energizantes.
★ Un estudio realizado en Medellín, evaluó los efectos de una bebida energizante y otras preparadas con componentes similares en el desempeño de adultos jóvenes mediante la valoración de la capacidad física y cognitiva, parámetros cardiovasculares (saturación de oxígeno, frecuencia cardíaca máxima y tiempo para cansarse) y fuerza física (fuerza en extremidades superiores y salto vertical), pero no hubo resultados estadísticamente significativos. En Bogotá, Aguilar y su grupo evaluaron los efectos de las bebidas energizantes con base en taurina y cafeína sobre la atención sostenida y selectiva en jóvenes entre los 18 y 22 años, pero no se encontraron diferencias significativas entre el grupo expuesto y el grupo control.
¿Existe algún beneficio terapéutico en el consumo de estas bebidas?
La publicidad engañosa sobre las bondades de los productos de origen natural es un problema de salud pública, especialmente cuando la información proveniente de estudios científicos se tergiversa para ofrecer una falsa seguridad sobre estos productos, de los cuales no existe conocimiento detallado de las reacciones adversas e interacciones con otras sustancias. Esta confusión promueve la omisión de información por parte de los fabricantes, lo cual atenta contra la seguridad de los consumidores.
Al realizarse una búsqueda detallada sobre la composición de tres de las bebidas energizantes más populares en Colombia, ampliamente distribuidas en el mercado, no se encontró en la página web de los fabricantes, ni en la información mostrada al público en sus envases, las cantidades exactas de todos los principios activos promocionados como energizantes.
No hay evidencia científica sólida que soporte el uso de bebidas energizantes como agentes terapéuticos en las condiciones promocionadas, como mejorar el rendimiento físico, cognitivo o el estado emocional. En cambio, hay múltiples reportes de casos en los cuales se asocia el consumo de bebidas energizantes con efectos adversos, afectando una gran variedad de órganos y sistemas. Además de los efectos adversos reportados en la literatura, se hace evidente que el consumo de estos agentes se encuentra frecuentemente asociado a situaciones de riesgo psicosocial, como el consumo de sustancias adictivas y alcohol.
Bibliografía
- Sánchez, J. C., Romero, C. R., Arroyave, C. D., García, A. M., Giraldo, F. D., & Sánchez, L. V. (2015). Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud. Perspectivas En Nutricion Humana/Perspectivas En NutriciâOn Humana, 17(1). https://doi.org/10.17533/udea.penh.v17n1a07
- Las bebidas energizantes y sus efectos en la salud. (s. f.). Universidad Central. https://www.ucentral.edu.co/noticentral/bebidas-energizantes-sus-efectos-salud
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